El hombre que mató a los altos.

Mickey, tenía una extraña teoría plantada en su cabeza. Él, por su pesimismo y falta de sueños, tuvo unas caídas muy feas en su vida. Por ser falto de sueños no quiere decir que no era un luchador, porque lo fue, hasta el último segundo, hasta el último dolor de huesos. Él como muchos, sólo quería una pizca de amor eterno y la vida no se lo dio. Triste, porque la vida es así, es un pañuelo que trae las bacterias de tener cuando uno no quiere y cuando sí, no. Esto le pasó a Mickey varias veces, nunca se rendía. 

Él no era perfecto, lo sabía, era consciente de ello y su solución fue amar hasta el mínimo error. Le gustaba pintar por las tardes y tratar de tocar el piano en las noches, era una persona creadora, amaba el arte y todas sus ramas. Era un chico entretenido, con carácter para algunas pedante y con otras todo un Don Juan. Vivía de extremos, de pocos puntos medios, él era así, todo un personaje. Mickey, en su deliberadas tardes, empezó analizar sus casos en el amor y a estudiar a las mujeres. Él notaba que muchas de ellas siempre tenían chip en la cabeza de que el hombre tiene que ser alto, sí, alto. Y veía que en sus relaciones, la mujer era siempre pequeña, pero no lo notó porque su altura tampoco era abismal. Era un caso curioso y que le empezó a enfurecer, veía como las mujeres iban tras los brazos de los hombres altos, que dejaban a otros y los juzgaban por tener menos centímetros de altura. No es justo, siempre decía. Nosotros siempre damos todo por ellas, no las juzgamos, porque cuando el hombre quiere, no le importa nada sobre esa chica, simplemente la quiere. La indicada es la que por magia blanca o negra, obtiene la atención de uno y agarra nuestra vida que normalmente es un desorden y la convierte en lo contrario. 

Allí arrancaba la teoría de Mickey, en esos analices un poco vagos, donde a él le caería mal cada pensamiento pues se empezó a sentir también pequeño, era una pulga ahora cuando nadaba entre ombligos y las inseguridades permitían que sus mujeres se fueran con hombres altos, no era casualidad, era su causalidad. Era un tormento para él y se disgustó con Dios, ya estaba rozando los limites de lo tonto, pero fue muy malo decir eso, porque fue peor. Sus desgracias eran causadas por él y sus rollos inexistentes, cada quién elegía a su gusto y nada más, pero el se aferró a su teoría de las mujeres y los hombres altos, no pudo sostener la cordura y un día para llenarse de placer, empezó a amputarle la piernas a todos los hombres más altos que él, a todos, para así hacerle un favor a sus colegas, para así cumplir justicia. Pasó tiempo al lograr el cometido, recibió ayuda de otros pequeños resentidos, y se cumplió. 

Pasó un tiempo y Mickey gozaba de toda mujer, al parecer, tenía un poco de verdad su teoría. Pero todo cayó por su peso, y a pesar de la masacre cometida, él siguió enfadado, molesto, no entendía porqué. Una noche, vencido por las desganas, se dio cuenta que él era el hombre más alto de todos. Sufrió y de rodillas se echó a llorar. 

Fue al ático donde escondió las herramientas con las que desmembraba a los hombres más altos que él, y se fue cortando poco a poco. Cada parte la lanzaba por la ventana, hasta que así, por pérdida de sangre y de partes de su cuerpo cayó muerto. No pasó mucho tiempo para que los demás se dieran cuenta de lo mismo. 

Así fue como el mundo se quedó sin hombres y murió. 





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