Yo siendo yo.
Soy una bandera sin nación. Tal vez, ya clavé mi lanza en la luna. Así firmé mi independencia y mi adicción a los misterios. Puede que al colonizarme, me di cuenta de ciertos amores y la pasión que a veces se apodera de mí. Quiero besar al saber, follar con la filosofía hecha mujer y que ésta me dé un hijo llamado ideas. Perdí el color de mi bandera, porque no soy de aquí ni de allá, sino de las cosas que amo. Claro que es así. También se que ello, ha sido el motivo que me ha impulsado en mis quehaceres. Soy una bandera sin nación y sin color. En mí, sólo tinta, de mí; sólo guerras, mujeres imposibles y una búsqueda necia en la nada. Por eso es que la filosofía en momentos me abofetea, y cuando tengo tragos encima me agarra el cabello con sus manos hechas nubes, con esa suavidad, con sutileza para calmarme. Sucedido aquello, yo me luzco con las letras. Me uniformo y entonces paso a encontrarme en una tertulia, mi cuerpo flota entre las dudas, el éxtasis. ...