The Last Day
En la oscuridad y en los espejos, podemos encontrar la verdad, aunque ésta se distorsione. ¿Eres tú?
Hoy ya no soy yo.
Día uno.
Sé que puedo hacerlo mejor, sé que todo ya cambió. Así es la vida, y así soy yo.
Día dos.
Kerl, no es una persona de temer. Hay cosas en el mundo que son bendiciones y al mismo tiempo maldiciones.
Como una buena memoria, que te salva en ciertas ocasiones y en otros momentos te desangra,
te toca las heridas que estuvieron cerradas y las re abren para darle con una pizca de sal.
No temer, es eso para Kerl, y lo llevó a donde está hoy, a oscuras.
Día tres.
Hay que tener siempre la mente en blanco.
También es un deber ser claros, como los ríos en Islandia, para así no perder la cordura.
Yo, a mis pacientes, siempre les recomiendo hablar consigo todo el tiempo.
Esto hace que se piensen las cosas con calmas y se vean varias opciones antes de hablar
o tomar ciertas decisiones. Un problema es, que algunas personas no sólo hablan consigo,
sino también imaginan.
Día cuatro.
El apego es cruel, es como una droga que te saca de a ratos y te muestra un mundo lleno de paz.
Es una ilusión cuando se mira con ojos de ciego.
Pero Kerl, él es distinto,
su apego es con él mismo y eso lleva a cosas peores que cualquier enamorado tonto pudiera a hacer.
Día cinco.
Yo no quise hacerlo, pero era mi deber ¿qué harías tú si ves que alguien es tú?
Además, vivir siempre a oscuras te muestra cosas,
he visto sombras en la oscuridad,
y ellas hablan, ellas te miran y tú sólo tienes que estar quieto y en silencio.
Yo era consciente que iba a estar mal,
pero no me juzguen, era mi deber, así como los antiguos caballeros juraban por los dioses y cometían atrocidades,
pero estaban perdonados.
Día seis.
Recuerdo la historia del domador de perros de caza. Era un bastardo, engreído, asqueroso, nunca aseado.
Pero era de admirar, esas definiciones desaparecían cuando veías a todos sus perros y lobos cazando,
como si fuesen una tropa militar, él, claro está, su general.
Era envidiable, aunque, lastimosamente los egos matan, y muchas mujeres igual.
Una puta, enamorada,
irónicamente hizo un plan para matarlo de una forma cruel porque el señor, le estaba siendo infiel.
Entonces, para ir al grano, ella se acomodó para encadenarlo,
ponerlo en un cuarto oscuro por varios días con sus perros de caza.
Ya sabemos qué pasó después de varios días sin comida. Ella fue descubierta, y quemada.
Pero estoy seguro, que no le importó, nada más porque vio cómo se puede destruir la lealtad,
y el ego de una persona.
Día siete.
No me gusta hablar de historia, mucho menos de la que tiene que ver con la política.
Eso sí es terror, las personas citan a Poe, a Lovecraft, yo los admiro, son para mí una especie de oráculo.
Pero en la historia real, en la política, se ve cosas más espeluznantes.
Hubo un país que tenía las bendiciones de todos los dioses, lo tenía todo,
y el fanatismo los llevó a la ruina, como la historia del dorado, la maldición del oro.
Me entristece saber que tanta gente murió de hambre,
que comían de la basura, gente que no podía caminar por las calles porque el miedo era el que regía la ley.
Triste, y terrorífico lo que hace el hombre cuando quiere tener siempre la razón.
Entre otras cosas, he descubierto que soy fuerte, no me arrepiento de nada, pero la oscuridad me está empezando a asustar.
Día ocho.
Está bien, les voy a contar.
La gente dice que soy muy frío, que no me relaciono con nadie,
y bueno, es un poco cierto. La gente es horrible, no me gusta, pero hay que vivir con eso.
Hice mis amigos, que son pocos, salí con algunas mujeres y bueno, una insistió.
La verdad, que sólo me siento cómodo entre el alcohol y la música, hacer eso es sentirse en las nubes o algo parecido.
Día nueve.
Si hay algo difícil de manejar, son los sueños que se dan cuando se está despierto.
Sé que uno a veces imagina cosas,
se queda congelado por un instante y con cinco segundos bastaron para verse hasta casado y con hijos.
¿Pero es normal tener visiones futurísticas y malas?
Kerl, las tiene, dice que caminaba y a veces imaginaba cómo podía suceder un accidente de tránsito,
cómo en una esquina puede haber un tipo malo y sacar una pistola
y asesinar a alguien con un solo tiro en la cabeza.
Cuando empecé a escuchar este tipo de historias, recordé a Freud,
lástima que su investigación no pudo ser terminada,
pero hay algo de verdad y es que el humano tiene algo en sus adentros, mal.
Día diez.
Hay días que siempre están en ti, que quedan marcados en ti.
Recuerdo aquella vez,
con exactitud recuerdo el bosque y las calles oscuras que quedaban a un par de horas de mi casa.
Me fui de aventura con unos amigos, lo común, cigarrillos y alcohol,
las ganas de estar con una chica, el romanticismo que brinda la oscuridad y la luna llena a tope,
ese bosque era perfecto. Fuimos, llevamos unas carpas, yo no sabía qué iba a ser en el futuro,
sólo estaba ese momento. A la mitad de la noche los árboles empezaron a tener voz, y la luna se esfumó.
Nos quedamos mudos, después de unas brisas nos arropó el miedo, yo presentí algo fuera de lo normal,
pero vamos, había chicas y nosotros teníamos que ser hombres. “no te preocupes, no pasa nada.”
Pero era mentira, no sabíamos si pasaba algo sobrenatural o no,
sólo apostamos a seguir siendo hombres para llegar a la meta deseada.
Y muchos lo logramos, llevé a la chica de cabellos castaños y ojos oscuros a mi tiendita,
estábamos un poco tomados, le confesé que tuve miedo en ese rato tenso que hubo a la mitad de la noche,
ella dijo: “lo sé, yo lo sentí, lo vi en tu mirada, pero te hiciste el guapo y seguiste acortejándome”.
Me enamoré, porque esa sinceridad no se encuentra en muchas partes, era un refugio.
Lo triste es que sí pasó algo sobrenatural, que no se pudo entender y sigo sin hacerlo,
y es que al día siguiente, todas esas chicas murieron, amanecieron muertas a nuestros lados.
No entendimos cómo ni supimos qué explicar al día siguiente entre la confusión pálida que teníamos.
Los médicos no dieron tampoco respuesta de qué pudo matarlas o por qué murieron.
Yo sólo pensé, en que en esas brisas bruscas, entre el silencio de nosotros y las voces de los árboles;
pasó la muerte.
Día XI.
Este mes es especial. Estamos en la parte más fría del invierno, a mi parecer. Es febrero,
el mes rápido y del amor. Tal vez por eso recordé a aquella chica de cabellos castaños,
estoy fallando un poco como doctor, supongo. Pero el humano es susceptible,
y por más que uno maneje las emociones, uno no puede evitar sentir. Yo fui el más fuerte de todos.
Éramos siete y siete, cinco que tuvimos el chance de acércanos al amor.
Sólo quedaron cinco chicas muertas y, yo. A través del tiempo las faltas de respuestas se los fueron llevando.
Los otros dos chicos y las otras dos chicas que no hicieron nada, viven,
pero no sé si ese estilo de vida es vivir.
Y los otros cuatros, ya podrán imaginar lo que hizo el tiempo y las faltas de respuestas.
Uno volvió al bosque, desesperado, a pelear contra los árboles, para terminar colgándose en uno de ellos.
Dos, saltaron. Uno por una ventana, desde un quinto piso, otro, quiso volar desde un abismo,
esa montaña era lo suficiente tenebrosa, ahora lo es más. Y para mí el más doloroso,
pues era mi amigo más cercano, se cortó las venas y se dejó caer en agua tibia.
No creo en fantasmas aún, ni en brujas, pero la muerte, la muerte es verdadera.
Día XII.
En este cuarto que no sé cómo es sólo tengo nada. Aunque sé que hay cornetas, en dónde se encuentran, no sé.
A veces colocan música, siempre es Pink Floyd, el disco que me coloca más sentimental es Division Bell.
No sé si es una tortura, pero no harán que me canse, Pink Floyd, es parte de mí y por eso conozco sus canciones y sus álbums,
hasta un poco de su historia. Sigo admirando a Syd Barrett, él supo cómo perderse en lo verdadero, en su mundo.
Sus amigos siempre supieron que él nunca iba a salir del otro lado de la luna.
Cuando escucho “A great day for freedom” me echo en el suelo que es un poco húmedo,
miro a lo que se supone es un techo e imagino las estrellas que están muertas en el cielo.
Pienso también en los cientos de animales que no son libres, y aunque no están en un cuarto oscuro, sé que están atrapados.
Siento que Division Bell es un buen disco para morir, o en tal caso, para matar. Lo he puesto a sonar en varias escenas.
Una vez, en un laberinto muy alto y con techo, metieron a un grupo de jóvenes. Jóvenes, vaya palabra.
Diría que chicos, suena mejor. Había chicos y chicas, y ellos sólo veían espejos. Espejos arriba, espejos a los lados,
era un poco asfixiante la verdad. No había necesidad de agregar otra cosa, era perfecto,
un laberinto hecho de espejos y sin poder mirar al cielo. ¿Cuánto aguantarías tú viéndote?
¿Qué tanto te preguntarías estando en un laberinto así? Bueno, yo no lo sé (del todo),
pero está claro que no vivieron para contarlo. Fueron consumidos por la locura.
No podían encontrar ninguna salida, menos en ellos mismos. Era retorcido verles cómo empezaban a tener paranoias,
cómo en ciertos momentos empezaban a perder el aire (y tenían, me encargué de eso) algunos confesaron amor, otros sus odios,
otros gritaban perdones. No se es muy joven para ya tener rencores supongo. En fin, se vio de todo, el mundo animal en el hombre,
se vio el egoísmo, las ganas, la tristeza, casi encuentro la respuesta de cómo poder llegar a Dios,
y sé que ellos vieron otras cosas pero habría que estar en sus cuerpos para saberlo. Al día 28, todo acabó.
Y claro, yo estuve en ese laberinto, pero yo sí conocía la salida. Esa fue una buena escena,
si se pudieran resumir los días en ocho minutos, High Hopes, sería el soundtrack de ese micro, sí, es de Division Bell.
Día XIII.
Hay cosas que debemos ver a través de una cámara lenta.
Día XIV.
Admito que el vino es un vicio para mí, y lo es porque me hacen sentir valiente y confiado.
¿Sabes cuántas veces murieron reyes y gente noble envenenados? Para mí, tomar vino,
es desafiar a la muerte, para mí, es beber un poco de sangre.
Día XV.
El tiempo se ha echado a perder, y lo único que sé, es que siempre es hoy.
Día XVI.
Hay muchas vidas maltratadas. Me sentí mal por las muertes de mis amigos, no debió ser.
Éramos jóvenes, queríamos conocer las cuestiones que nos trae la vida.
¿Hay que pagar tanto para eso? Y siento que la gente paga mucho, a través de los días, de los meses,
de los años. Nos toca crear mecanismos de defensa, o de escapatoria,
el problema es que no todos hacemos eso, si no hubiese sido otra la historia,
y puede que ellos estuviesen aquí, o al menos ellas.
Sólo recuerdo que todas estaban pálidas y sin aire el día siguiente.
No hubo sangre, pero olía.
Todos despertamos al mismo tiempo porque todos gritamos al darnos cuenta que algo estaba mal.
No lloramos, ninguno, porque no sabíamos que había pasado, pero eso quedó,
y ya todos ellos están en el cementerio. Yo quedé, como un soldado condecorado. Sobreviví la guerra, la viví.
Así lo veo yo. Tal vez, Roger Waters sintió algo parecido, por eso esas letras.
Sacamos una licencia, “The Gunner´s Dream”.
Día XVII.
A veces el deseo está mal. Y por más firmes y rosadas que estén esas tetas, no debes mirarlas.
Día XVIII.
Recuerdo a mis padres. Ellos también estaban pálidos. Describiría ese día, como un día blanco y frío.
Estaba recién llegando el otoño, y pareció que ese día hubo una gran nevada después de despertar.
Sólo quedaban abrazos, y juro, juro que quería encontrar la manera de regresar el tiempo.
No sé cómo explicarlo, pero para muchos, en ese día se detuvo el tiempo.
Está claro, que los otros cuatro quisieron fue detener la vida.
¿Yo qué detuve?
¿Yo qué hice?
Esas preguntas a veces ayudan. Por eso sé que uno debe hablar consigo mismo. La duda,
es lo que me ha tenido aquí.
Día XIX.
Ya habíamos hablado, sobre que tenía que hacerlo. Y vamos, si ponemos otros casos yo soy un santo.
Lo hice por bien, por mis sueños. Yo sufrí un poco, porque allí estaba una chica que me gustaba mucho,
era preciosa y estoy seguro que era la única que pudo haberme quitado los miedos que no tengo.
O mejor dicho, me los hubiese otorgado. Tal vez, hubiese pensado en “oh, no quiero perderle”
“tengo que enamorarle todos los días” y tal vez me hubiese amargado por celos estúpidos, que de eso estamos llenos los humanos.
No. Tuve que, y me pareció maravilloso, porque fue poético. Las caras de desgracia, las lágrimas,
la simpleza de torturar a alguien con su propio reflejo, porque siento que en el fondo, a veces nos detestamos.
Viendo de otro punto, también podría agregar que conocí la fe, hubieron devotos,
lo dije: casi conozco el camino de cómo llegar a Dios. Escuché a varios a decir: “Tú eres la luz que está dentro de mí”.
Esos, a mi parecer, se fueron felices, llenos, complacidos. Tuve que, y por lo menos no torturé a un país entero.
Día XX.
Kerl, Kerl, Kerl. No sé qué hacer con él. Porque la verdad es que me recuerda muchas cosas.
Es interesante, esa forma de pensar, de no arrepentirse, de ser como un espejo. De ser muchas personas.
Día XXI.
Si bebes mucho alcohol, en tu casa solo, escuchando buena música,
verás cómo poco a poco tú mismo te arruinas el momento.
Día XXII
Los fantasmas vienen en forma de recuerdos. Si eres ansioso, lo mejor es siempre estar distraído.
Día XXIII.
En algún momento me preocupé por muchos. Creo que eso mismo me llevó a hacer lo contado y lo no.
Pero pasa que a veces uno termina decepcionado, hay mucha gente mentirosa ¿saben? Y yo creo, que esa gente,
que miente tóxicamente, debería morir. Morir lentamente, como ustedes quieran, tal vez, que los corten,
que los hagan ver perder lo que más les gusta y aprecian, y después los corten y los hagan sufrir unos 28 días.
Uno puede mentir, pero no jugar con la gente.
Día XXIV.
A veces nos quedamos hasta sin nombre, cuando pensamos.
Día XXV.
Sé que no soy culpable. Desear con furor ese momento, de tener relaciones, es normal.
Ir a un lugar alejado, es normal.
Día XXVI.
Yo no me arrepiento de nada. No soy culpable, porque lo hice porque debía. Que me juzguen los antiguos dioses, mejor.
Día XXVII.
Hoy ya no soy yo. Yo creo, que soy tú. Y nunca nos fuimos del cuarto y nunca existió, un bosque.
Día 28.
La sangre quedó por siempre en el espejo. En el espejo, del cuarto oscuro y nadie nunca supo la verdad.
Paciencia fue tu respuesta
ResponderEliminarAhora tienes que asumirlo.
Como un vikingo
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