Meditaciones: IV La Musica y Su Papel

La música como medidor de tiempo, como recolectora de momentos. Es la vida misma, y un poco más.

Estaba por dormir hace unas noches y, por instinto, agarré mi celular para poner música… una costumbre que dejé hace mucho tiempo. Fue tan natural que no sentí sorpresa alguna. Coloqué una playlist que se llama 2016 (debería buscarle un nombre mejor). Es una lista que guarda canciones que conocí ese año precisamente, y que compartí por primera vez con otras personas también. Las primeras sensaciones fueron extrañas, porque la lista empieza con Svefn-g-englar de Sigur Rós. Recordé muchas cosas de un golpe, pero puse en pausa la playlist y reproduje directamente el álbum completo. Le pedí a Siri que detuviera la música después de 20 minutos, para así no dormir con nada sonando. En esos 20 minutos, la cama se fue haciendo más cómoda, mis párpados se volvían más pesados y mi mente empezaba, irónicamente, a correr.

Sigur Rós fue una banda que me ayudó hace varios años a dormir. Una inmensa y tormentosa ansiedad me atacaba por las noches, haciendo imposible cerrar los ojos; mis manos temblaban mucho, sudaba, y solo me quedaba mirar al techo oscuro en busca de paz. Con Sigur Rós encontré eso. Se volvió un ritual para mí. Ágætis byrjun, ( ), Takk y Valtari pasaron a ser discos necesarios para mis noches: en ellos estaban mis canciones de cuna. En ese entonces, dejaba sonar el disco completo y solía quedarme dormido en la tercera canción de cada uno de ellos si la noche era fácil; si no, podía escuchar hasta tres discos completos.

Para no extenderme más en esta historia, pude volver a dormir sin música de fondo. Por lo tanto, dejé momentáneamente de lado a esta banda. Colocar esta playlist despertó un instinto que antes fue rutina, pero también sacudió las partículas del tiempo que no se ven en el aire, y allí se encuentran todos los recuerdos olvidados.

Recordé cómo vestía en 2016: mis zapatos favoritos eran marrones y de estilo semiformal. Mi padre me los había comprado para la Navidad de 2015. También estaba enganchado con un suéter de rayas azules y blancas que no sé a dónde fue a parar. Recordé lo inocente que era, y, obviamente, recordé lo que escuchaba en esos días. Escuchar esta playlist me llevó también a pensar en esto que escribo, como si necesitara reafirmar que es todo en mi vida. Tal vez lo sea también para la vida de muchos, porque la música está allí, en el fondo, siendo testigo de infinidad de historias, asistiendo noches románticas, momentos llenos de furor o de tristeza. Ahí está, como algo que se convierte en lo que necesitas, dependiendo del momento.

Entonces, no me queda más que agradecer, ya que la música ha llenado de símbolos mi vida, la ha adornado, le ha dado los toques dulces y amargos, también los colores. Soy consciente de que llevo un soundtrack a mis espaldas, y por el mismo motivo me ha tocado ser cuidadoso y celoso con lo que comparto, con lo que me comparten, porque es un riesgo quedar marcado en una canción, porque también es peligroso dañar una canción. La música es algo íntimo que hay que preservar. También hay que respetar ciertas canciones, y tal vez no usarlas más. Aunque he aprendido a ser flexible, porque ahora bien sé que siempre hay una nueva canción esperando para formar parte de mí y de mis días.

Hago una mención especial a: Cerati, Larregui, Zapato 3, Oasis, Pink Floyd, TOOL, Led Zeppelin, Deftones, Arctic Monkeys, Los Mesoneros, Tomates Fritos, The Doors, Love of Lesbian, Marwan, José y El Toro, King Crimson, El Cuarteto de Nos y Bruno Mars. Sé que me faltan más bandas y solistas, como Sabina, Melendi y Estopa, pero no puedo llenar este texto de tantos momentos, y tampoco puedo estar dando pistas de cómo llegar a mí. Pero todos estos mencionados —y los que no— son artistas que se han tatuado en mi piel. Significan amor de todo tipo, al igual que lujuria y deseo. Son tristeza, poesía, hermandad, inocencia, ironía y muchas cosas más. Porque cada uno de ellos tiene una historia especial que involucra vicios y pasado. Pero eso quedará para cuando las letras quieran hablar sobre alguno de esos cuentos.

Brindo por este conjunto de letras con melodías que llenan todos los espacios de este mundo, desde un hotel hasta los audífonos de alguien en medio de la nada.










   

Comentarios

Más Leído

Diálogos con Dios, this world is crazy

Di con el virus.

Hoy decidí extrañar.

Recordando al viejo Charles

El hombre que mató a los altos.

Yo vi los 12 trabajos de Hércules.