Joaquín

La rodilla raspada, en la esquina un accidente de autos un asesinato sin armas blancas tampoco armas de fuego, en la panadería cercana muchos cuentos y los amigos relatan historias. Joaquín, siempre contento recita cómo conoció la muerte, le canta, le besa y le abraza. En los bares las mismas letras, en las copas los mismos sabores; amargos, dulces, las mismas sonrisas y los ojos derretidos. Joaquín siempre contento diciendo que él está muerto. Ay, y es que cuando quiebran a la izquierda del pecho, siempre queda lo mismo; muchos cuentos. ¡Ay Joaquín! ya sabemos; ambos murieron.