Joaquín

La rodilla raspada,
en la esquina un accidente de autos
un asesinato sin armas blancas 
tampoco armas de fuego,
en la panadería cercana muchos cuentos
y los amigos relatan historias.
Joaquín,
siempre contento 
recita cómo conoció la muerte,
le canta,
le besa y
le abraza.
En los bares las mismas letras,
en las copas los mismos sabores;
amargos,
dulces,
las mismas sonrisas
y los ojos derretidos.
Joaquín siempre contento
diciendo que él está muerto.
Ay, 
y es que cuando quiebran
a la izquierda del pecho,
siempre queda lo mismo;
muchos cuentos.
¡Ay Joaquín! 
ya sabemos;
ambos murieron. 














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