El Pozo.

Las palabras se convirtieron en una soga que buscaba mi muerte. No era un suicidio, era un asesinato. Todo comenzó en aquel viejo café donde me sentaba a tomarme un café caribeño acompañado de un cigarrillo. Era un ritual ya, nada distinto a los que oran todas las noches de rodillas, yo, simplemente esclarecía mis dudas con un café y un cigarrillo, seguido de eso me iba a caminar por las calles sucias iluminadas por el sol que a veces palidecía, no sabría decir qué desgracia es la que se siente, sólo basta con saber que es un asco transitar estos sitios que poco color tienen. Me intrigaba mucho la niña que siempre merodeaba por las zonas del pozo, es un sitio que tiene aires de desierto, lo único rodeado por pasto verde, es el pozo. La niña ronda los 14 años, su cabello es claro; diría que blanco, su piel es pálida, muy pálida, pareciera que le llenara el hecho de caminar alrededor del pozo y después de caminar un rato, se quedaba viendo fijamente la oscuridad de sus adentros, para e...