A veces pienso en ella

Ese cuerpo frío
lleno de curvas inciertas.
Son subidas y bajadas
explorar esas montañas.
La noche en ella es cálida
aunque se esté bajo los 20.
Y sí, se muestra segura 
y lleva peligro.
A veces pienso en ella,
y en su ambiente gris con verde.
Sus ojos son los ríos y lagunas que nunca visitamos.
Sus secretos son una Loma llena de viento que no se sabe si tiene fin.

Recuerdo como ya, hace un año, me alejaba de ella.
Dije; adiós
y robé el título de un disco; me verás volver.
era un nudo
tal vez un dado,
dejaba esa cancha y el dolor con forma tenía color. 
El agua tendrá otro sabor
y las lluvias no serán iguales, me decía.
¿Dónde quedarán las fresas y las cremas? 
no sabía cómo iba a dejar de pensar en ella, 
si es familia y amistad
es risa y bebidas, 
tragos que compartimos
si es todas esas camas que me mostró. 
En ella dejé la niñez 
y
me volví en este soñador.
Vio cómo de jugar con los pies
me fui volviendo tinta.
Provocó un corazón roto,
que ahora ríe con más fuerza que uno nuevo.

A veces pienso en ella
pero no pienso en mí.
No me extraño en ella.

Descubrí que no hay bandera que valga,
tampoco que existe una correcta definición de nacionalidad
y que la patria es el bien que hemos perdido
y que la calma es la brújula para encontrar la felicidad. 

















Hablo de ti, 456 años vieja
que vuelves a ser joven con los años
que me diste y quitaste.
Por ustedes, hermanos que tal vez sí tengamos la misma sangre,
no el mismo apellido.
Y por los que tenemos el apellido y la misma sangre.
La distancia trae la palabra agridulce,
y ese es el equilibrio de la vida
y está bien.











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