Sobre el romanticismo

 Y es que no sé hasta dónde llegar con el romance, lo que si sé es que no lo puedo alejar, porque así soy, y tal vez así seré...

¿pero hasta dónde debería llegar el romanticismo en la vida? y es que soy amante de despertar y ver una mirada, de querer dar ese beso por las mañanas. Amo querer levantarme y hacer unas tazas de café o de té... 

Y es que estoy seguro que podemos hacer de la vida una película, o tal vez no nos hemos dado cuenta que la vida es una película, y cada uno de nosotros hacemos protagonismo en ella.

Y por eso admiro los paisajes increíble que tenemos cerca y pienso que algún dios me está hablando a través de la naturaleza, y también que algún dios puso eso allí.

Siento que la luz que se cuela por la ventana es mágica y que un beso que se convierte en varios puede salvar una vida.

¿Cómo no pensar que la vida no es una película? si de a ratos puedes vivir toda una vida en un par de días,

si se puede conocer y crear historias en un viaje con música de fondo

si puedes salir a caminar y sentir cómo el viento planea decirte todo lo que debes hacer a futuro,

¿Cómo no ser romántico? Si puedes colocar un vinilo de jazz a sonar y ponerte a cocinar, mientras que la casa se inunda de cierto calor y de olores de agrado, mientras que afuera hace un frío despiadado. 

¿cómo no? Si existen miradas en la cama que te matan, y las caricias que vienen desde manos detalladas a tu cara te traen de vuelta.

El universo se puede encontrar en el cuarto y no hace falta ir a la Antártida o Finlandia para ver las auroras.

¿Cómo no romantizar la vida? cuando tu gato se acuesta a tu lado para ver televisión.

¿Hasta dónde debería llegar el romanticismo? ¿donde habría que mezclarlo con el realismo o el cinismo?

No lo sé, pero seguiré admirando los rayos del sol que acarician a los árboles, seguiré queriendo los cafés por las mañanas, las risas en la cama, los besos infinitos, las canciones de amor y desamor, los libros por las tardes, las cenas con charlas tontas, las cartas a manos. Seguiré caminando admirando al cielo, seguiré respirando hondo cuando esté manejando por las montañas, seguiré riendo nostálgicamente cuando cante canciones a través de ellas. Y claro, seguiré colocando canciones de Jazz a muchas escenas porque las adorna de una mejor manera.


Sobre el romanticismo... ¡Qué decir! 

soy un idiota,

un idiota romántico.









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