30 pisos en un día
Preciso recordar muchas cosas en este día. No sé si fué el viaje corto en la camioneta, donde nuevamente pareciera que la carretera me contara cosas, o recordara. Puede ser que haya sido eso, porque justo en el volante, nacieron las ganas de hablar sobre los treinta. Físicamente me he dado cuenta que he ido cambiando, que ahora cuestan muchas cosas y que agarrar ritmo no es tan fácil como antes. En el fútbol veo cómo mi desorganización física me está cobrando, y me dice que he sido un descarado. También veo cómo poco a poco, me he ido calmando. No sé si un mes de reflexión basta, aunque creo que lo he meditado durante dos años prácticamente, tal vez un poco más. Pero también, siento el alejamiento hacia los vicios en general. No sé si es que al fin puedo escuchar lo que el cuerpo me pide, o lo que el alma me implora. Pero poco a poco veo un cambio gigante. Tal vez es la altura del piso 30, que me trae una mejor visión de mi alrededor, que me trae contratos de paz para firma...