Hablar con Murakami

 Me veo en la necesidad de hablar con Murakami. 

Me parece un peligro lo que su imaginación y visión del mundo,

puede causarle a la gente, o por lo menos a mí. 


Hoy ha sido la segunda vez, que veo una película 

que es basada en un libro de Murakami.

Y es la segunda vez, que termino quebrado. 


Ha sido fácil dejarme un hueco en el pecho, 

ha sido muy fácil alborotar mis pensamientos. 

Tanto, que las ganas de fumar volvieron.

Siento que envejecí un poco intentando entender el dolor

y la resignación que Wanatabe vivió.


Pero no fue sólo intentar entender,

era también comprender lo que estaba sintiendo.

El corazón latía, y en la sangre corría una ansiedad inexplicable.


Tuve que caminar un rato, e imaginar que fumaba un cigarrillo. 

Porque ¡Dios! no quiero volver a caer en esos viejos vicios.

Pero en toda novela de Murakami, nacen las ganas de fumar,

o de servirse un whisky con soda, o a las rocas.

En sus novelas se encuentra el Jazz y la sensualidad,

claro, también la insensatez. 


Debo hablar con Murakami, para poder alcanzarlo,

para poder darle sentido a lo que yo interpreto. 

Necesito hablarle,

tal vez, fumar con él, o beber cualquier licor.


Porque él también tiene que hacerse cargo de lo que crea,

tiene que ser responsable por estos sentimientos

que no tienen explicación. 







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