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La Soledad de Septiembre

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  Se acerca septiembre y ya se ha vuelto costumbre que anuncie la soledad. Veo cómo los colores de mis alrededores cambian y, no se me ocurre otra cosa que pensar en los besos que he dado sin ganas. Entre tanto confusión he escogido seguir al instinto, como si fuera la mejor opción. Observo que el ego es el fantasma que por años ha estado acechándome. Puede que haya sido más fácil ser honesto con los demás que conmigo mismo y la verdad es que nunca he querido restarle valor a ninguna vivencia, tampoco a ningún recuerdo… Puede que haya sido el dolor quien se ha disfrazado de mí y ha dado la cara en ocasiones.  Decido salir a caminar porque justo en estas fechas el viento empieza a tornarse más fresco. Cuando la brisa acaricia mi cara siento que rejuvenezco, entonces empiezo a recordar los cigarrillos que fumaba a diario y que vivía lleno de impresión.  Cuando llegué a este país el otoño me esperaba inocentemente y, más allá de este detalle, me esperaba un mundo completamen...

Meditaciones: VIII No Hay Tiempo Suficiente

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  Indeciso, sobre cómo gastar la noche de un sábado, pienso en la importancia del tiempo. Pareciera que tuviera un papel en segundo plano porque vivimos en él, pero termina siendo la moneda más importante de la humanidad. Nunca es suficiente, ni los millonarios lo tienen. Mis dudas estaban en si debía terminar el escrito sobre la política o el mundo o en si era mejor adelantar cosas de la novela, releer lo que llevo escrito, colocar los títulos a los capítulos, editar… Entre otras cosas. Otra opción era leer, ya que tengo una pila de libros esperando a ser leídos. Como ninguna de estas opciones me agitaba el corazón, intenté respirar hondo, disfrutar del trago y  en silencio ver qué podía hacer. Sentado frente al computador, veo cómo el tiempo se me va. Son un poco más de las 12:30 de la madrugada y en mi mente sólo está el objetivo de aprovechar como sea la noche del fin de semana, ya que de lunes a viernes vivo en la rutina.  Abro Amazon, para ver cámaras porque cada ci...

Robando a Sabina ft Merlina

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  Qué fácil es viajar al pasado. Sólo basta colocar a Sabina sonar.  Entonces me siento un rockstar, porque me encantaría recitarte “A La Orilla de la Chimenea”  porque siento que podría, porque siento que sería la canción ideal.  ¿Y si no es esa? También podría ser un lamento como;  ¿Quién me ha robado el mes de abril?  pero no tendría sentido, años pasaron desde el último robo. Quiero abusar de la sabiduría del maestro, porque inocentemente sé que busco las respuestas en él.  Y es que es fácil buscar todo en él si ha sido poeta borracho fumón, vividor.  Y sobre todo; recolector de experiencias.  Si él juró su vida entera por ella, y yo lo entiendo... Yo también la pondría.  ¿Pero Y Sin Embargo?  Puede que me he ido por los tejados como un gato sin dueño perdido en un pañuelo de amargura.  El tiempo marca lo que debe marcar, y me hace repetir una y otra vez los versos de Cuando Era Más Joven.   Juro que ahora lo entiendo ...

Meditaciones: VI Sobre Quién y Cómo Escribe

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  Suele ser difícil terminar cualquier escrito, normalmente intento cumplir una especie de horario y también intento motivarme ya sea con una canción o con una cerveza para despertar la inspiración. Hoy tal vez elegí el peor camino para inspirarme a terminar una meditación que tengo sobre la política y el mundo en general. Es algo que he pensado durante muchos años de mi vida, claro está, los conceptos se han ido modificando a través del tiempo, he madurado más, he aprendido nuevas cosas y tengo muchas opiniones nuevas. Pero la base de lo que quiero decir parte de: La política hoy en día pareciera ser lo mismo que ser fanático de un equipo de fútbol. Ha estado desde hace muchos años, una opinión que he desarrollado sobre todo desde fines del 2015, aunque para ese entonces la metáfora no era el fútbol. Pero la modernidad me ha llevado a ver eso, el mundo se mueve en formas extrañas hoy en día, cada año trae algo nuevo y no siempre es bueno, la sociedad está enferma y se ve que es u...

Poema En La Madrugada III

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  ¿Bastará con imaginar el camino hacia las montañas? como si viviera en una van que recorre todo el país. como si en la carretera fuera encontrar las respuestas que siempre he buscado. No lo sé, no sé si bastará escuchar Daughter mientras manejo viendo pinos altísimos, viendo montañas con nieve cubriendo sus cimas,  o pasando por lagos que se convierten en los sitios más misteriosos del mundo.  ¿Bastará con imaginar todo eso? El corazón da fuertes saltos como si quisiera huir de mi pecho, se precipita y avanza a una velocidad atemporal y aún así; el pecho siente calma mientras que al mismo tiempo todo se está incendiando, y tal vez ésta también es una descripción de cualquier canción de Daughter.  ¿Entonces qué bastará?  si a veces dudo hasta de mis runas,  y sí, a su vez sé que soy de “Lucky one”   Seguiré imaginando esos viajes que se escapan del espacio y tiempo. Al final, yo viajo en él.

Seis de la Tarde

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  Son las seis de la tarde y mi cuerpo está a las 12 de la madrugada en un bar en New York o Tokyo. Él sí prende un cigarrillo y lo acompaña con un whisky a las rocas, el primer sorbo lo da a los cinco minutos después de haberse servido el trago. En ese bar siempre suena las canciones de Chet Baker. Puedes escuchar como el hielo se va derritiendo poco a poco, de la misma manera que mis pensamientos se van diluyendo.  Con cada trago que tomo mi ego va desapareciendo, con cada cigarrillo que fumo encuentro más respuestas o preguntas.  El tiempo transcurre al ritmo de las canciones, me relajo y observo por la ventana del bar estoy en un piso alto, contemplo la ciudad pareciera callada cuando realmente es bullosa, puede que sea un reflejo de mi ser.  Después de diez canciones, siete wiskies y cinco cigarrillos, pago la cuenta y agarro mi saco lo preparo para vestirlo en la salida, tomo el ascensor y cuando desciendo y salgo de él me dirijo sin duda alguna a la salida y v...

Meditaciones: V Emigrante

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  Debo aceptar que ha sido un tema que ignoré por completo. Ahora que volteo para ver cuánto ha sido el tiempo transcurrido; observo los años que tal vez deba tomar de cierta manera por perdidos.  De casa me fui con 22 años vividos. No pensé con ningún tipo de detalle o profundidad el precio que iba a pagar por tal decisión. No sabía que me encontraría con ahora casi nueve años sin ver a mamá (cuando había calculado cinco). No pensé tampoco con frialdad lo que sería vivir sin mis amigos, porque ya igual todos estábamos tomando decisiones que nos alejaban, como tres ya habían volado yo también me animé.  Irme de casa se convirtió en una confusión grande. Porque no estoy seguro si extraño comer pan dulce con crema de leche, ir al estadio o desordenar el apartamento (que a estas alturas no lo haría o sí). No sé si extraño la ciudad que fue mi hogar, porque quién vivió allí ya no existe al igual que los recuerdos que tengo de las esquinas de mi amada San Cristóbal. Porque aun...