Notas Desde Oregón Pt 4
Hoy tuve un viaje de dos horas ida y dos horas vuelta. No me acostumbro a no ser el conductor, es algo raro, pero se siente bien poder disfrutar de la carretera desde otro punto de vista. En el viaje de ida se escuchó música de los ochenta y setenta, tal vez algo de los noventas. Puras canciones clásicas que siempre me traen recuerdos, como por ejemplo: cuando me sacaron las cordales, sonaba I Just Died in Your Arms y me animó para poder aguantar la última muela de cuatro. También sonó I Want to Know What Love Is, una canción que me llevó a mi época de la universidad, la tenía pegada. Pensé mucho, tuve muchas memorias mientras veía pinos altísimos y montañas tapadas por nubes y lluvia.
Al llegar a la costa, sentí cómo tomar un vuelo de cinco horas vale la pena, me volcó una enorme energía y felicidad, que solo podía convertir en correr por todos los alrededores, veía las rocas inmensas y sentía como la tierra es mágica, entendí que la fantasía también es una realidad.
La lluvia mojando mi cabello y mi ropa, y yo sólo podía estar agradecido con el momento.
De esto se trata la vida, de entablar conexiones con la naturaleza, con amigos, así de simple como compartir un auto y un café o una cerveza. Me doy cuenta que soy hombre simple, y que quiero seguir disfrutando de todos los días.
El viaje de regreso la música fue variada, y empecé a sentirme agotado, es normal. No he descansado bien en varios días, no creo que lo haga mucho tampoco estos días acá, pero por ahora, ya en el apartamento donde me estoy quedando, tomo una cerveza para después tomarme una siesta. Afuera el sol pelea con las nubes, llueve y deja de llover y yo solamente me siento en paz.
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