¿Y Por Qué Sabría Yo Del?

 A mi mente llegaron ciertos versos que sentí especiales. Estaba en la camioneta y sabía que debía escribirlos de una vez, porque sé que mi memoria no ayuda mucho, porque sé que la inspiración es una musa fugaz. Sin embargo, confié en lo de siempre: va a volver, porque sí soy un escritor honesto, ese sentimiento volverá.  Entonces, este es mi intento de recordar esos versos, y al mismo tiempo terminarlos. 

He pensado en que camino con un hueco en el pecho, como si estuviera desesperado por encontrar mi libertad. Son emociones extrañas que adormecen mis sentidos, como esos primeros tragos que consumiste cuando tenías unos 16. 


El silencio inunda las horas, y mi mano tampoco parece tener ganas de hablar. 


Y recuerdo que yo no puedo hablar sobre el amor, puesto que no sé nada de él. Tal vez he saboreado una idea de él, pero estoy lejos de ser un experto. Yo al amor sólo le he dado símbolos y colores. Pero me di cuenta tarde, de que no sé nada sobre él. Y bueno, tal vez nadie lo sepa al cien por ciento. Siento que era esta la idea, ya que desde mi experiencia solo puedo hablar sobre los poemas que me confundieron. 


Hoy no me siento iluminado como para que el amarillo del sol llegue a mis letras. Hoy me siento opacado por los colores café y rojizos de mi época favorita del año. Entonces puedo hablar sobre que unas manos blancas débiles al frío te pueden brindar cierta calma. Otra cosa sería decir que la intensidad puede llegar abrumarte, pero a veces también te salva, hay personas que saben cómo salvarte, cómo hacerte sentir bien. Es increíble como con besos y ternura te pueden quebrar, y unos meses después estás diciendo: Te amo. Yo, que soy un romántico, detesto la distorsión que crea la magia y la realidad. Porque detesto que la lógica aparezca en cosas que están llenas de fantasía.


Me pregunto verdaderamente si todos los amantes del amor tienen un final feliz, porque pareciera que hay una especie de sacrificio detrás de ello. 


Pero repito, yo no sé nada del amor. Yo sólo sé escribir cartas, dedicar canciones, sé del arte de prestar atención en los gustos, en las comidas favoritas de esa persona para cocinarle, sé sobre escuchar y sorprender, así como sé que las personas pueden investigar como Sherlock y sorprenderte con el disco que te faltaba. 


Un ignorante totalmente porque al parecer en el mundo en el que vivimos las promesas se rompen. O tal vez las personas confunden promesas con momentos.  


Puede que sacrificar una vida no sea suficiente a veces, puede que escribirle una carta del tamaño de su estatura tampoco baste. Tal vez habría que hablar con los poetas antiguos sobre lo diferente que es ahora. Tal vez la culpa es mía por ser tan inocente, por creer en cigarrillos y lapiceros, por mezclar canciones con besos, por dejarme atrapar por dibujos, por pensar que lo que uno da, uno recibe. 


¿Quién coño tendrá tal respuesta?, porque estoy seguro que las noches con alcohol, no.


Y se preguntarán cómo un escritor no sabe de estas cosas,

bueno,

a veces hay que hablar es con las musas.


Porque

¿Por qué sabría yo del amor? 

Si yo sólo sé…






Comentarios

Más Leído

Diálogos con Dios, this world is crazy

Di con el virus.

Hoy decidí extrañar.

Recordando al viejo Charles

El hombre que mató a los altos.

Yo vi los 12 trabajos de Hércules.